Picasso desde la perspectiva grafológica

Carta de Picasso del 18 de abril de 1935

A continuación haré un breve análisis de un momento en la vida de este consagrado artista. No pretende ser un análisis como debería hacerse sino que me he basado en los elementos más destacados y que se repiten en otras de sus cartas que comparto junto al texto. Debo agregar que son fotos de las originales por lo que se pierde la nitidez de muchos rasgos escriturales.

Picasso es su pintura como lo es también su escritura por lo que ambas nos permiten una aproximación a la figura de este artista. Creó sus propias normas, ocupó el espacio muchas veces de forma invasiva, jugando con él a su propio criterio y devorándolo. Esto revela su inteligencia y dominio del espacio incluso más allá del propio como sus “letras inventadas” aplicadas en textos ajenos. Las barras de t extendidas en forma desproporcionada indican que consideraba su ámbito de acción ilimitado haciéndolo de una manera impulsiva, autoritaria e invasiva sobre su entorno más cercano. Las jambas de las q, p, y, j son largas ( escritura prolongada) muchas de ellas aceradas como estacas que se clavan, reflejando una necesidad de afirmarse de una manera agresiva. Revela su necesidad de satisfacer sus instintos, una preocupación excesiva por compensar carencias económicas o libidinales, esa libido que canaliza en su creatividad y que goza de los placeres mundanos. Además son jambas con orientación regresiva, lo que lleva a pensar en una vuelta en cierta manera agresiva sobre sí mismo, por un pasado con conflictos no resueltos de frustración entre sus deseos más ocultos y la conciencia. Vemos también a un Picasso emocionalmente inestable a través de la desigualdad entre

espacios de líneas, palabras y letras que traducen a veces su necesidad de acercamiento al otro y en otras alejarse como lo hizo con sus mujeres. Manifiesta su ambivalencia psíquica, de lucha entre conciencia y pensamiento, control e impulsividad. Todo esto lo lleva a un derroche de energía en ese trazo grueso y cargado de tinta para luego ir perdiendo en el transcurso del escrito, manifestado en un trazo que se hace más tenue aunque con descargas impulsivas en los trazos verticales.

La dirección irregular nos revela esa necesidad de superar estados depresivos que sumados a la dimensión irregular de las letras muestra su gran sensibilidad y emotividad exaltada, esperable en un artista donde sus estados de ánimo, receptividad y sensibilidad se canalizan por medio de su arte.

Cabe destacar la presencia de tachaduras ilegibles indica que le costaba hacerse cargo de sus errores que los ocultaba porque no le gustaba cometerlos y tampoco que los demás se enteraran de lo que sentía o pensaba. En un próximo encuentro analizaremos la firma.